Siempre nos ha gustado la comida asiática, y esta vez queríamos probar la cocina cantonesa, en pleno centro de Madrid. La única pretensión que teníamos es que nos habían dicho que era algo más saludable que la comida china que conocemos nosotros.
El Restaurante está en una perpendicular a Bravo Murillo. Desde fuera el letrero está en chino, pero no tiene pérdida. El interior es amplio y tranquilo.
Éramos los únicos occidentales con tenedor en el interior, lo cual nos hizo pensar que habíamos dado con un sitio especial.
Nos atendieron muy amables, pedimos una cerveza china y probamos unos cuantos platos: panecillos chinos con carne, tallarines estilo cantonés y pollo Kung Pao. Los tallarines nos sorprendieron mucho, ya que parecían muy artesanales y caseros y eran bastante más gruesos que los habituales.
La verdad es que quedamos muy llenos. Encima pudimos disfrutar de un postre regalo de la casa de gelatina de coco.
Dos cervezas chinas, y los tres platos no llegaron a 24€, ¿Qué más se puede pedir? Encima es barato. Creo que va a ser uno de nuestros sitios predilectos cada vez que nos de el antojo de comida china de calidad.
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Precio:
Quizá es algo más caro que los restaurantes chinos a los que estamos acostumbrados, pero es económico, los platos rondan entre los 8-15€.
Cerveza:
Disponían de Mahou de grifo y tercios de la cerveza china Tsigntao.
Ambiente:
Tranquilo, no había ni siquiera música de fondo.
Dirección
Calle de Sta Juliana, 2, 4, 28039 Madrid